Antonio Sánchez Puerto: pinchazo, pinchazo, estocada y tres descabellos (dos orejas).
Diego Urdiales: metisaca en el brazuelo y estocada (dos orejas).
Matías Tejela: estocada baja (dos orejas y rabo).
Luis Miguel Villalpando: pinchazo y estocada contraria (dos orejas y rabo).
Antes del paseíllo repartían fotos de Antonio Sánchez Puerto vestido de luces. Algunos que las recogían, seguramente no sabían quién era; otros llevaban años sin verle en público. Pero fue abrirse de capa para recibir al primero y allí estaba el toreo de siempre, la verónica mecida, la media, la silla para iniciar el muleteo lleno de gracia, los naturales, derechazos, varios enormes.
Saltaba Diego Urdiales detrás del burladero, admirado, lleno de emoción verdadera. Él mismo toreó a la verónica, lances de manos bajas, suaves, al igual que varios muletazos.
Matías Tejela estuvo arrollador, ganando terreno al saludo, mandones los doblones ya con la muleta, los de pecho obligados, bien los remates.
Un lujo ver torear a Luis Miguel Villalpando, lanceó doblándose con el novillo, ganando terreno, superiores las verónicas por el pitón derecho, hondas. Con la muleta templó con hondura algunos derechazos; lo mejor los modos, clasiquísimo, citando con la muleta adelantada, la pierna contraria retrasada para dar el paso adelante con el toro ya arrancado, natural, sin apenas abrir el compás. Unas formas, otra época, toreo eterno.
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